El Consorcio de Residuos del Maresme es uno de los agentes impulsores del acuerdo
Las empresas y organizaciones firmantes se han comprometido a incrementar la recogida selectiva de la ropa del 12% actual a un mínimo del 25% en 2024
El Consorcio de Residuos del Maresme es uno de los agentes impulsores del Pacto para la Moda Circular, un acuerdo para introducir criterios avanzados de sostenibilidad en el ámbito del sector textil que se ha presentado este martes en el antiguo recinto fabril Palo Alto, en el Poblenou de Barcelona. Una cincuentena de empresas y entidades ya han firmado este pacto voluntario para favorecer una transformación urgente y necesaria del textil, de forma compartida y colaborativa, estableciendo objetivos comunes y generando instrumentos que hagan posible este cambio.
«Para la comarca del Maresme es una gran oportunidad para colaborar y establecer sinergias con los diferentes agentes de la cadena de valor del textil y la gestión de los residuos textiles», ha destacado el director del Consorcio de Residuos del Maresme, Carles Salesa.
El acto ha contado con la participación de la consellera de Acción Climática, Teresa Jordà, la secretaria de Acción Climática, Anna Barnadas, el director de la Agencia de Residuos de Cataluña, Isaac Peraire, y la directora del Consorcio de Comercio, Artesanía y Moda de Cataluña, Agnès Russiñol, así como representantes de las empresas y entidades firmantes.
Jordà ha remarcado la importancia del pacto como «paso decidido y valiente orientado a transformar de forma sistémica el sector del textil hacia un modelo circular».
El director de la Agencia de Residuos de Cataluña, Isaac Peraire, ha asegurado que «las entidades, empresas y administraciones firmantes somos líderes de un cambio necesariamente inmediato».
Iniciativa abierta y transversal
Un grupo de 31 agentes impulsores de toda la cadena de valor del textil, entre ellos el Consorcio de Residuos del Maresme, han estado trabajando junto a la Generalitat de Cataluña y otras organizaciones para definir las bases del acuerdo, que nace con la voluntad de sumar y coordinar los esfuerzos de todos los agentes de la cadena de valor del textil para dar respuesta de forma conjunta y efectiva a los retos del sector, estableciendo objetivos comunes y generando instrumentos que hagan posible la transformación hacia un modelo circular.
Hasta el momento, han firmado el pacto 55 entidades y empresas, quedando abierto a más adhesiones. Entre los firmantes figuran empresas productoras como Mango, Pronovias o Míriam Ponsa, así como la patronal Pimec, o gestores de textil como Solidança, Roba Amiga y Humana.
Esta iniciativa sectorial es una de las acciones piloto de economía circular elegidas por la Unión Europea dentro del proyecto Interreg Europe CircE por su carácter innovador y su potencial de replicabilidad en otros territorios.
Ropa durable y producción más limpia
Dada su vocación global, el pacto determina objetivos para cada segmento de la cadena textil, que responden a los retos ambientales, sociales y económicos del sector.
En el ámbito de la fabricación, por ejemplo, busca incrementar la durabilidad de los productos y el porcentaje de material reciclado incorporado en los tejidos, reducir y eliminar el uso de materiales nocivos, aumentar la reutilización con la implementación de nuevos modelos de negocio y desplegar estrategias de producción más limpia y eficientes, entre otras medidas de escalado e innovación. Para alcanzar estas metas, ya se está trabajando en la definición de proyectos piloto en determinados territorios para impulsar la recogida de la ropa de segunda mano y su reutilización, así como para mejorar los sistemas de recogida selectiva de residuos textiles y el desarrollo de la industria local de reciclaje textil.
Entre los compromisos que asumen las organizaciones firmantes destacan reducir entre un 5 y un 10% la generación de residuos textiles; alcanzar entre el 25 y el 30% en la recogida selectiva de esta fracción en 2024; e incrementar el porcentaje de valorización material de la parte recogida selectivamente. En concreto, entre el 55 y el 60% deberá destinarse a la preparación para la reutilización y, entre el 40 y el 50%, al reciclaje de los residuos textiles.
Adelantándose a la nueva ley
El anteproyecto de ley de prevención y gestión de los residuos y uso eficiente de los recursos de Cataluña, que iniciará el proceso de participación pública el próximo mes de julio, incluye objetivos y medidas concretos para los residuos textiles. Para el año 2025, plantea una reducción en todo el país del 10% de estos residuos, respecto al generado en 2019, y de un 25% para 2030. Para ello, se plantean medidas para fomentar la recogida selectiva y su reutilización, tales como la obligación de incorporar un lineal, o córner, de textil de segunda mano en superficies comerciales superiores a los 1.200 metros cuadrados. El proceso de socialización del anteproyecto de ley se inicia con la voluntad de que el texto final incorpore aportaciones de entidades y ciudadanía de forma amplia, y que el Gobierno pueda aprobarlo en 2023.
El sector textil es uno de los mayores consumidores de recursos del mundo, con un enorme impacto ambiental y climático. Si bien se venden 100.000 millones de prendas cada año, se reciclan menos del 1% de los residuos que genera este producto.
En Cataluña, cada persona consume anualmente entre 21,5 y 26 kg de ropa, pero sólo se recoge selectivamente el 12% de los residuos textiles, un total de 140.000 toneladas/año, que van a parar a los vertederos, o bien se incineran. De la parte recogida de forma selectiva, la mitad se prepara para reutilizar y el 40% se recicla.
De hecho, estos residuos se han convertido en un problema global. En los últimos 15 años se ha duplicado el número de piezas vendidas en todo el mundo, mientras que su vida útil se ha reducido cerca de un 20%. Por el contrario, la reutilización y reciclaje no se han incrementado al mismo ritmo, en gran medida porque los productos textiles no suelen estar diseñados para este fin. Además, después de la alimentación, la vivienda y el transporte, el consumo global de productos textiles es el cuarto demandante mayor de materias primas y de agua, y el quinto emisor de gases de efecto invernadero (GEI).